lunes, 13 de abril de 2015

II. El Movimiento Nacional y el partido político

(Fragmento perteneciente a "Algunos aspectos de la Conducción Política", artículo publicado en la revista "Las Bases" el 2 de diciembre de 1971)


La unidad, solidaridad y organización de un movimiento nacional

La UNIDAD, SOLIDARIDAD Y ORGANIZACIÓN del Movimiento, es por ahora lo más importante. De acuerdo con la situación imperante y las necesidades de la acción, es indispensable que el Movimiento se maneje solo y se conduzca por sí, dentro de las normas e instrucciones emanadas de la conducción estratégica y táctica. Para ello es preciso que se comprenda de una buena vez la necesidad de organizar la conducción, el encuadramiento y la masa peronista. Ello ha de ser en el concepto ya tradicional en el Peronismo: un Movimiento Nacional que, por imposiciones del medio, está formado por un partido masculino, un partido femenino, una rama sindical y una rama de la juventud, que deben funcionar como un todo armónico, correspondiendo a una conducción centralizada.

Y no la atomización de un partido político

A esta forma orgánica funcional debe responder toda la acción y a ella debe tender el esfuerzo actual de la unificación peronista. Si bien las disposiciones del actual estatuto de los partidos políticos llevará al Peronismo a la utilización de diversas formas, ello no debe ser causa para alterar las formas ya establecidas y determinadas en el Peronismo, que es lo que pretenden nuestros enemigos, empeñados en hacer de él un partido político más, para absorberlo y destruirlo, como se destruyen ellos.

La fuerza del peronismo radica en gran parte en su condición de Movimiento Nacional y no de partido político

Los partidos políticos demoliberales burgueses pertenecen al siglo XIX y han sido superados por la evolución que, con el tiempo, ha de hacerlos desaparecer en nuestros países, como ya han desaparecido en muchas partes. La fuerza del Peronismo radica en gran parte en su condición de Movimiento Nacional y no de Partido Político. Lo moderno y que obedece a las nuevas formas impuestas por la evolución y las modernas necesidades, es una ideología, transformada en doctrina, que luego se rodea de una mística con que el hombre suele rodear a todo lo que ama. Ese es el único “caudillo” que resiste a la acción destructora del tiempo en las evolucionadas comunidades modernas.

Para nosotros, organizar es adoctrinar

Por eso el Peronismo ha podido resistir a la violencia gorila como a la insidiosa integración  intentada o a los ensayos de disociación, con que se ha tratado de destruirlo. Cada dirigente peronista debe saber que, para nosotros, organizar es adoctrinar. No interesa tanto que los peronistas estén encuadrados en las organizaciones, como que en cada uno de ellos se haya inculcado nuestra doctrina y se haya desarrollado una mística. Frente a las doctrinas existentes, hay que oponer la doctrina peronista, porque a una doctrina sólo se la puede vencer con otra doctrina mejor.

El Peronismo representa una nueva etapa: la de los movimientos nacionales

Nuestros adversarios, que vienen del sistema demoliberal capitalista, traen con ellos de una época política ya superada por el tiempo, los viejos sistemas y “triquiñuelas” de una escuela caduca. Por eso se ven a menudo superados por el Peronismo que representa una nueva etapa: la de los movimientos nacionales con hombres progresistas y evolucionados. Es que ellos han hecho toda su vida la política sin comprenderla, en tanto nosotros la hemos comprendido sin hacerla. El peligro del Peronismo está representado por los dirigentes que, en una forma o en otra, quieren asimilarse a los métodos y procedimientos del demoliberalismo. Los caudillitos provinciales, los diferentes círculos, etc, son otros tantos peligrosos casos de demoliberalismo.

Por eso nuestros enemigos pretenden que nos transformemos en “partido político”

Lo que en realidad existe en el panorama político argentino es un marcado atraso con respecto a la evolución que en la política se viene desarrollando en el mundo. Estamos medio siglo detrás de esa evolución. El Peronismo es el único evolucionado y de ahí su éxito. Los demás organismos políticos, caracterizados por los partidos políticos demoliberales decimonónicos, han sido superados por el tiempo y la evolución, y tienden fatalmente a morir. Sus hombres declaman todavía en el lenguaje del Siglo XXI y pretenden atarnos a su atraso, tratando de imponernos a todos sus formas perimidas. Por esta razón, el Peronismo debe mantenerse “a outrance” en sus tradicionales estructuras y, en especial, en su actual articulación y dispositivo. Nuestros enemigos pretenden que nos  transformemos en “partido político” porque comienzan a percatarse de nuestras ventajas. Esa es la principal razón por la que han dictado un Estatuto de los Partidos Políticos que, con sus prescripciones, parece más un “reglamento militar” que el estatuto de asociaciones libres. Pero lo que es incomprensible es que existan peronistas que lo deseen, porque con ello no hacen sino poner en evidencia su incomprensión o su ignorancia.

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